Interpretaciones
El trabajo de Karla Rojo a primera vista nos ofrece las imágenes o descripción pictórica de aquellas personas que selecciona para que seamos observados por ellas, acaso diciéndonos o sugiriendo más bien que nosotros a través de su obra somos la pintura modelada por sus personajes. Tratando de ir más a fondo entramos a la tensión que surge de dos componentes que estiran nuestra comprensión y que obligan a afilar nuestra observación a fin de ampliar el gusto o el disfrute del paseo.
Rojo no transcribe o copia la realidad, de hecho ha desechado esa simplicidad, no, su trabajo nos adentra en las implicaciones y esfuerzos de la psique femenina que no tan solo ve lo que se le presenta físicamente sino que intuye los entre renglones que hay en el vestuario, en los gestos, en la postura, la actuación, mirada, animo de la persona que a través de su observación mental podríamos decir que es desvestida y re confeccionada a fin de que podamos observar esos gestos, ángulos o elementos esenciales de tal manera interpuestos y corelacionados que nos permiten ver la propia apreciación que ella nos ofrece de la interpretación que la persona hace de sí misma.
Karla Rojo a través de su iconografía nos sumerge a la tesis de que el hombre es homo interpretatis, lo que significa que desde que nos intoxicamos del mundo social a los días de salir del vientre materno reconocemos y aprendemos rápidamente a interactuar con todos esos símbolos, signos, datos, significantes y medios de significación que usamos los seres humanos para situarnos dentro de la manada y colocarnos en la posición que cada uno elige como la más cómoda y factible para su realidad. “No vivimos sino actuamos” es lo que nos dice Rojo a través de su obra. Los espacios son un escenario, nuestras posibilidades, el trabajo de los tramoyistas, y la vida en sí misma es el guion donde quedan escritas las posibilidades que tiene cada uno para representar al personaje que actúa. El vestido, los ademanes, la condición cultural, el lugar en que se encuentra en la sociedad, la sociedad a la que se pertenece, el sexo, la edad, los amigos, las aficiones, afinidades, la predisposición y afectos no son más que líneas establecidas por el director de escena para ser actuadas. Cada quien se interpreta a sí mismo como quiere ser visto y el trabajo de Rojo podríamos decir que es desnudar ese esfuerzo que nos permite entender la psique de cada actor y del personaje que representa más al mismo tiempo nos cuestiona a través de esas miradas y escenas desnudándonos de los elementos de nuestra propia interpretación forzándonos a vernos como actores de los personajes de nuestra propia teatralización. Así pues ver la obra de Karla Rojo es en pocas palabras el esfuerzo por desenmascarar el acto de ser intermediario no tan solo del que se representa sino del actor mismo tocando las fibras y tendones más profundos de lo que nos trastoca y conmueve en la conciencia de sabernos en nuestra maravillosa fragilidad humana.
Ver tres segundos su obra es bastante ya que emulan la fugacidad de la propia vida y lo efímero de nuestras interpretaciones en nuestros escenarios.